Insólita situación.
Un hombre decidió restaurar el viejo bandoneón de su padre como obsequio antes de que la muerte lo sorprendiera. Sin embargo, al abrir el instrumento se vio conmocionado por lo que había dentro.
Podría ser el argumento de una película, pero no lo fue: ocurrió en un taller de restauración de bandoneones en la Ciudad de Buenos Aires.
Taller Galván, un reconocido emprendimiento surgido en 2014 de la mano de Pedro Galván y que se dedica a recuperar el brillo del alma del tango, recibió un encargo especial de parte de un cliente.
El pedido era restaurar un bandoneón bastante deteriorado por el paso del tiempo para que el padre del cliente, de 96 años, pudiera volver a tener en sus manos un instrumento que sonara como en sus años mozos.
Pero, lo que comenzó como una hermosa historia de amor filial pronto viró hacia otro lado.
“¡Ver para creer! Vino un cliente que quiere restaurar el bandoneón de su padre, que tiene 96 años, con la cual tenemos una restauración y resurrección completa en un mes y medio. Pero miren con que nos encontramos al abrirlo: menos mal que lo abrimos delante del cliente porque no lo iba a poder creer”, relataron los encargados de Taller Galván en su cuenta de Instagram.
En la publicación, incluyeron un video para mostrar lo que habían hallado al abrir el instrumento.
“No sólo nidos de cucarachas, que comúnmente hemos visto varios bandoneones con eso y quizá una cucaracha muerta, pero ¡esta vez estaban todas VIVAS! Sí, sí, toda la familia de cucarachas en todo el bandoneón… ¡Mamita querida!”, contaron, para dar cuenta de los insectos que se habían alojado en toda la estructura del instrumento muy ligado al tango.
Luego de abrirlo y ver el estado del interior, los destacados luthiers procedieron a realizar una rápida limpieza para retirar las cucarachas vivas y muertas que había, así como también los restos de suciedad.
Y agregaron: “Ahora nos queda el desafío de resucitar este bandoneón en muy poco tiempo. Manos a la obra”.
Pese a la desagradable sorpresa, los siete integrantes de Taller Galván (Romina, Lucila, Joaquín, Diego, Julián, Santiago y Pedro) confían en poder terminar el trabajo rápidamente para que el bandoneón pueda recuperar su estética y su sonido original y sorprender a su dueño.